El amor es ciego pero la codicia no y, de tanto en cuando, ambos se confunden y resultan muy difíciles de distinguir. Así ocurrió con nuestros protagonistas de hoy, una pareja extraña y diametralmente opuesta, que se vio envuelta en la polémica debido su diferencia de edad y clase económica.
Tras la boda Marcel modificó su testamento, legando todos sus bienes y posesiones a familiares y vecinos del pueblo de su prima.Su esposa no sacaría ni un euro del reparto. Ni si quiera la casa familiar, los negocios o alguna de las propiedades que Marcel tenía, valoradas en cientos de miles de euros.